Rafael Devers no solo regresó a la acción el miércoles por la noche en el Progressive Field, sino que también mostró su poder y ayudó a levantar a sus Medias Rojas, diezmados por lesiones, para llevarse una victoria 8-0 sobre los Guardianes.
Después de perderse cinco juegos seguidos debido a un golpe en el hueso de su rodilla izquierda y ponerse el uniforme por primera vez en una semana, el toletero dominicano conectó un sencillo, un jonrón y un doble al tiempo que se embasaba en sus primeras cuatro visitas al plato.
Como queriendo decir, “Mi rodilla está bien”, Devers rugió mientras corría todo el camino desde la primera base en la parte superior del primer inning con un doble remolcador del venezolano Wilyer Abreu.
Bueno, tal vez no rugió exactamente corriendo las bases.
“Estaba rezando, para ser honesto contigo”, dijo el mánager de los Medias Rojas, el puertorriqueño Alex Cora. “No se veía muy bien, y luego fue como que se soltó al final. No se estaba moviendo muy bien”.
Devers admitió tener temor respecto a su recorrido de 270 pies sobre una rodilla izquierda en proceso de curación.
“Obviamente tenía miedo de ir a toda velocidad ahí”, reconoció Devers. “No he corrido a toda velocidad desde que me lesioné, pero me sentí bien. No sentí ningún dolor ni nada por el estilo. Voy a tomarlo día a día para ver cómo me sigo sintiendo, pero todo salió bien”.
Cuando la pelota salió del bate de Abreu por primera vez, Devers planeaba tomarlo con precaución y tal vez ir de primera a tercera. Pero leyó la jugada y aceleró cuando se desarrolló.
«Tan pronto como vi la pelota pasar al jardinero, fue cuando empecé a poner más presión para tratar de correr más rápido», dijo Devers. «Hasta entonces, estaba tratando de tomarlo con calma. Pero cuando vi que pasaba y tuve la oportunidad de anotar, fue entonces cuando fui por ello».
En el quinto, Devers encontró una manera de ser mucho más cuidadoso con su rodilla, cuando aprovechó un cambio bajo y afuera del venezolano Carlos Carrasco y lo mandó hasta las gradas entre el jardín izquierdo y el central.
“Nunca dejé de batear”, respondió Devers. “Nunca dejé de hacer mi rutina aunque no pudiera hacer swing con fuerza. Siempre estaba haciendo mi trabajo, trabajando mi mecánica, por eso cuando volví, mi timming no estaba demasiado ido. Por eso todo salió bien, porque seguí haciendo mi trabajo durante este tiempo libre”.
Perdonen a Cora por no estar tan sorprendido por el impactante regreso de Devers a la acción.
“Sabemos quién es él”, apuntó Cora. “Es muy importante para nuestra ofensiva. Le gusta batear aquí, sabemos eso. Tenerlo en la alineación siempre es bueno”.
En 85 turnos al bate de su carrera en Cleveland, Devers tiene una línea ofensiva de .329/.412/.647 con siete vuelacercas y 15 carreras empujadas.
Y su regreso a la acción no podría haber llegado en mejor momento.
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